Durante semanas, intentaba mantenerme productiva, pensando: todo saldrá bien. Pero en el fondo de mi corazón, donde nadie podía ver, no me sentía bien.
La vida había cambiado tanto en tan poco tiempo. No tenía planes específicos que me ayudarían en lo que estaba por venir, y cada día había nuevas incertidumbres de las que necesitaba proteger a mis hijos. Mientras tanto, yo intentaba procesar las cosas por mí misma.
El estrés y las preocupaciones suelen reaparecer en nuestros caminos, ¿verdad?
Una mañana, mientras hacía una caminata por un sendero, redoblé mis fuerzas de análisis para resolver mis dilemas. ¡Pero lo único que hizo fue llenar mi mente con más pensamientos inquietantes! Cuando llegué a la cima de la colina y di la vuelta para regresar, mi corazón se sentía paralizado y dividido entre pros y contras.
¿Alguna vez te has sentido así también: con el corazón estresado y deseando descansar?
«No sé qué hacer. Ayúdame, Dios», grité en silencio.
Mientras bajaba entre la grama alta y rebelde, me fijé en algo que no había visto al subir. Puntitos de amapolas anaranjadas florecían, abriéndose bajo la luz del sol que se abría paso entre las nubes.
¿Cómo no vi las amapolas cuando subía la colina?
Resulta que las amapolas son sensibles a los elementos y se cierran completamente cuando hace frío y viento. Sin embargo, cuando se calientan con el sol del día, los pétalos se abren, liberando semillas al viento.
Cada una de nosotras es como una amapola. Nuestros corazones se cierran como pétalos cuando estamos estresadas, pero se abren cuando entregamos nuestras cargas al calor de las manos de Dios. Puede parecer que Dios está en silencio, pero Dios escucha nuestras oraciones tácitas de ayuda. Dios nos llama a abrirnos a Su amor como flores silvestres al sol. Podemos confiar en la ayuda de Dios.
Mientras estaba allí admirando lo que ahora sé que son amapolas doradas de California, me vinieron a la mente unas escrituras que me ayudaron a aliviar tres tensiones que sentía. Tal vez tu corazón, como el mío, necesite estas verdades hoy, así que aquí tienes tres promesas de Dios para ayudarnos a inhalar Su paz:
1. Cuando no sabes qué hacer, Dios te susurra a través de Su Palabra, deposita tus preocupaciones sobre Mí.
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes (1 Pedro 5:7, NVI).
Al igual que una flor que se abre a la luz del sol, entrega tus preocupaciones a Dios, no ignorándolas, sino nombrándolas y confiando en Él. A Dios le importa cómo te sientes. Quiere llevar tus cargas.
2. Cuando no tienes palabras para orar, puedes acercarte a Dios en la belleza de la naturaleza.
Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes (Santiago 4:8a).
La oración no se limita a una silla en la casa. Sal afuera y deja que Dios toque tu corazón a través de Su creación. Pasa tu tiempo de oración simplemente descansando en la presencia de Dios en la naturaleza, dejando que Él te refresque. Las conversaciones de oración más íntimas suelen surgir espontáneamente cuando por fin tienes espacio para respirar.
¡También te sentirás mejor afuera, en la creación de Dios! Las investigaciones demuestran que el simple hecho de contemplar árboles o escuchar sonidos en la naturaleza puede reducir los niveles de estrés y recuperar un estado de ánimo positivo, aliviando la depresión y la ansiedad sobre la escuela, el trabajo y la vida cotidiana.
3. Cuando anhelas la mano amiga de alguien, Jesús te extiende Su mano para ayudarte.
No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa (Isaías 41:10, NTV).
Jesús nunca te abandonará. Nunca se cansará de ti ni de tus preocupaciones. Él dice: permanezcan en Mí. Te sostengo cerca.
Imagínate a Jesús contigo ahora, de pie en medio de tus problemas. ¿Qué ayuda necesitas? Compártela con Él. ¿Qué te dice Jesús? ¿Qué quiere Jesús que recibas de Él?
Sea lo que sea, ábrete a Su cuidado cariñoso, y deja que las palabras de Dios te traigan paz al alma. Descansa en estas promesas de Dios llenas de amor, destinadas para ti.
Jesús, ayúdame a dejar de preocuparme y acércame a Ti. Gracias por amarme. Acércate hoy a mí. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Marcos 6:31a, … «Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco». (NBLA)
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