El alma sincera cae como puede caer un viajero, al tropezar con una piedra en su camino pero se para y sigue en su camino con más cuidado y velocidad, este hermoso proverbios nos dice que lo mismo debemos hacer nosotros, siete veces cae el justo, pero también nos dice que las siete veces se levanta.
En la vida luchamos diariamente con situaciones que no son de nuestro agrado, situaciones que muchas veces no nos permiten ser felices a totalidad o que simplemente nos roban momentos de paz porque nos llevan a hacer cosas que realmente no quisiéramos hacer y que muy en el fondo de nuestro corazón quisiéramos cambiar.
Algo en lo que debemos meditar en esta reflexión es que caer no es algo fatal, el problema en si radica en el hecho de no levantarte después de haber caído. También te puede interesar nuestro articulo Sigue Adelante, 1 Samuel 16:1
En lo natural caes y te levantas, si es posible, te levantas antes de que alguien te pueda ver, lo haces lo mas rápido posible, muy rara vez vemos a alguien que se cae y se quede ahí sentado en el piso por horas, peor aún por días, pero en lo espiritual muchos caen y se quedan ahí en el suelo lamentando su caída, muchos incluso jamas vuelven a levantarse, jamas vuelven a intentarlo.
Quizá en algún momento lograste estabilizar tu vida, lograste vencer aquello que tanto te incomodaba, lo lograste cuando llegabas y te postrabas delante de la presencia del Señor.
Con la ayuda de Dios lograste vencer aquello que hacía eco en tu mente cuando decidías tener momentos a solas con Dios, aquellos pensamientos que te atacaban tratando de desestabilizar tu vida intima con el Señor, mas sin embargo por alguna razón volviste a lo mismo, quizás eso ya se convirtió en un círculo, en donde te arrepientes, pasas un tiempo estable y luego vuelve al mismo error.
Has llegado al extremo de pensar, ¿Para qué seguir intentando?, ¿Para que levantarte si sigues cayendo una y otra vez?
Hay algunas áreas de nuestra vida que se tienen que ir restaurando progresivamente, quizá no será de la noche a la mañana, ni de una semana para otra, pero a pesar de ello, aunque no lo creas, Dios está trabajando en nosotros y en especial en esas áreas que son un mal sabor de boca para nosotros.
Cada caída es un aprendizaje, cada fracaso nos enseña algo, cada derrota nos ayuda a saber lo que hicimos mal para no repetir los mismos errores, ¿Puedes aprender algo en cada caída?
Cuando empezamos a caminar, eramos unos bebés, que intentan correr cuando apenas pueden sostenerse, las caídas y los golpes que nos dimos de niños nos enseñaron que debemos ir mas despacio, que debemos tener mas cuidado, que debemos ver los obstáculos, que debemos saber en quien sostenernos, etc. Lo mismo pasa en lo espiritual, debemos aprender a ver bien lo que nos rodea e ir con mas cuidado, caer no es mortal, pero quedarse tirado en el suelo si puede ser fatal, debes levantarte lo mas pronto posible.
Muchos de nosotros hemos pasado por ese proceso en el cual Dios empieza a ordenar nuestra vida, poco a poco comenzamos a vencer aquello que tanto daño espiritual nos hacía, poco a poco comenzamos a dejar aquel habito maligno que lo único que hacía era acusarnos delante del Señor.
Por un tiempo logramos sentir que por fin lo habíamos logrado, nos sentimos seguros de que ya todo había pasado y esa seguridad se convirtió en nuestro peor enemigo, ya que bajamos la guardia y volvimos al mismo error nuevamente.
Hoy quizá estás leyendo esto, confundido, triste y hasta cierto punto un poco enojado contigo mismo porque te dejaste vencer nuevamente por aquella área que creías superada. Y es que nadie puede sentirse que ya lo ha vencido todo, pues cada día nos enfrentares a situaciones que ameritaran que estemos en guardia, que no bajemos ritmos y que sobre todo estemos apegados a nuestro Padre Celestial.
La seguridad nos puede volver presa fácil para el enemigo, si dejamos que ese sentimiento de seguridad nos gobierne, nos confiaremos, bajaremos la guardia y como consecuencia caeremos y el enemigo hará lo que sea para evitar que volvamos a levantarnos.
Y es que no voy a negar que es horrible el sentimiento que nos queda cuando después de un tiempo de sentirte seguro, que ya todo había pasado y que por fin habías podido vencer esa área que te daba dolor de cabeza, vienes y nuevamente caes en el mismo error, ese sentimiento es difícil y duro de procesar.