Proveer un ambiente ministerial de unidad con el objetivo de exponer a los que han de ser añadidos a la plenitud del amor de Dios, que será evidenciado a través de nuestras vidas. A través de este ministerio, Dios se propone a levantar una generación de creyentes comprometidos a vivir vidas consagradas a Jesús en servicio, amor y mansedumbre. A su vez, se propone a realzar el concepto genuino, puro y transparente de lo que significa el cristianismo que se practicaba en la iglesia primitiva del Libro de los Hechos; en donde los pastores, maestros, diáconos, ancianos y discípulos se comportaban a la altura del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Como consecuencia, ellos perseveraban “unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo.
Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”
(Hechos 2:46-47).
No sólo debemos hablar de Cristo si no mostrarlo a través de nuestras acciones. “Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” Hechos 2:46-47