DEVOCIONALES Dios, ¿te importa? 22 DE MARZO DE 2024 Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos —la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes? Salmo 8:3-4 (NTV) Estaba agradecida por el auditorio de adoración oscuro que ocultaba mi maquillaje corrido y mi alma llena de vergüenza. Los eventos y comportamientos a principios de ese año me habían llevado a una relación rota y a intentos fallidos de repararla. Me avergonzaba mi incapacidad para enmendar las cosas, sin importar cuánto lo intentara. Quería hacerlo mejor. Ser mejor. En ese momento en la iglesia, mientras cantábamos alabanzas, me pregunté: Dios, ¿te importa? Esta fue la pregunta que repetía durante las caminatas de verano mientras el sol se ponía detrás de las Montañas Rocosas. Los colores brillantes que Dios pintaba en el cielo con Su dedo eran impresionantes. Si Él se preocupaba por eso, ¿se preocupaba por mí? Los escritores del Antiguo Testamento a menudo hablaban del dedo de Dios como una metáfora que comunicaba Su poder creativo y Su autoridad sobre su creación. El dedo de Dios también era conocido por enviar plagas destructivas y por inscribir los Diez Mandamientos (Éxodo 8:19; Éxodo 31:18). Sin embargo, recientemente descubrí algo más. En Juan 8:1-11, Jesús estaba enseñando en los atrios del templo cuando los maestros de la ley trajeron a una mujer que fue sorprendida en adulterio. Mientras la acusaban y sentenciaban a muerte, Jesús se inclinó y escribió en la tierra. ¿Cuántas veces nos hemos preguntado qué estaba escribiendo Jesús? ¿Y por qué Juan lo mencionó en su Evangelio? Juan no sólo dijo que Jesús se inclinó para escribir en la tierra. Él dijo: “Pero Jesús se inclinó y con el dedo comenzó a escribir en el suelo” (Juan 8:6b, NVI, énfasis mío). El dedo de Dios es el dedo que creó los cielos y a nosotras. Es el dedo que inscribió la ley perfecta. Y ahora, el mismo dedo escribió en la tierra. Cuánto desearía estar cara a cara con el Rabino Jesús, quien tiene el poder en Su dedo para condenar a los pecadores a muerte, pero en cambio liberó del pecado y la vergüenza a la mujer en Juan 8 (Juan 8:10-11). Dios tiene todo el poder en Su dedo, sin embargo, Él elige perdonarnos. Para inclinarse hasta abajo y escribir en la tierra. Tierra que usó para crearnos (Génesis 2:7). Primero escribió Su ley en tablas de piedra; en Cristo, ahora escribe Su amor en nuestros corazones. Cuando miro el cielo de noche y veo la obra de tus dedos —la luna y las estrellas que pusiste en su lugar—, me pregunto: ¿qué son los simples mortales para que pienses en ellos, los seres humanos para que de ellos te ocupes? (Salmo 8:3-4). Querida hermana, ¿qué vergüenza o pecado podrías llevar hoy que te mantiene atrapada? Imagínate en el lugar de la mujer en Juan 8; tu acusador te lleva ante Jesús para condenarte. Dirige tu mirada hacia Su rostro mientras se agacha en el lugar donde estás postrada en el suelo, avergonzada. Mientras se arrodilla delante de ti, Él dice, “—Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y no vuelvas a pecar” (Juan 8:11, NVI). ¡Oh, Señor! Estoy sin palabras en Tu presencia, aquí en el suelo donde extiendes Tu mano para que pueda agarrar el mismo dedo que me creó y me liberó. Que nunca me suelte. En el Nombre de Jesús, Amén.
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DEVOCIONALES Apoyándose en el poder de hacer preguntas 26 DE MARZO DE 2024 Él respondió: —Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la contestan, les diré con qué autoridad hago esto. Mateo 21:24 (NVI) Nota de la editora: ¡Este devocional es parte de una serie especial para la Semana Santa! Desde el 24 de marzo (Domingo de Ramos) hasta el 31 de marzo (Domingo de Pascua), cada devocional se centrará en los acontecimientos que preceden la resurrección de Jesús. Nuestra oración es que estas palabras preparen tu corazón y mente para la celebración de nuestro Salvador resucitado. Hace poco, mi hija estaba luchando con una decisión que tomó un maestro. Toda la confusión, la frustración y los malentendidos salieron a relucir mientras me explicaba los detalles. Esta decisión tuvo un costo para mi hija y otros estudiantes. Mi instinto fue llamar al maestro y defender a mi hija. Sin embargo, decidí que era más importante enseñar a mi hija a expresar sus preocupaciones con respeto y a hacer buenas preguntas. Jesús era experto en hacer preguntas intencionadas. Utilizaba las preguntas para enseñar, defender, desafiar, hacer pensar, encontrar a la gente en su dolor y ayudar a centrar las historias de quienes a menudo eran tratados como extraños. Jesús le preguntó a una mujer samaritana solitaria junto a un pozo: “¿Podrías darme de beber, por favor?” (Juan 4:7, VBL) y entabló conversación con ella, revelándose por primera vez como el Mesías. Jesús preguntó a un enfermo crónico: “—¿Te gustaría recuperar la salud?”. (Juan 5:6, NTV), haciéndole considerar lo que creía antes de recibir la sanidad. “—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Jesús preguntó a Pedro en un momento conmovedor con Sus discípulos antes de enfrentar Su muerte en la cruz (Mateo 16:15, NVI). Después de Su resurrección, Jesús preguntó a dos hombres modestos en el camino a Emaús: “—¿De qué vienen discutiendo tan profundamente por el camino?” (Lucas 24:17, NTV). Jesús modeló cómo utilizar preguntas reflexivas para fomentar la comprensión, construir relaciones y profundizar la fe entre las personas que le rodeaban. Durante la Semana Santa, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la Ley se acercaron a Jesús y desafiaron Su autoridad para volcar las mesas en el templo y enseñar el Evangelio. Jesús no discutió, sino que respondió a sus preguntas con una pregunta directa: Yo también voy a hacerles una pregunta. Si me la contestan, les diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres? (Mateo 21:24-25, NVI). Los líderes se quedaron perplejos. Sabían que si respondían que el bautismo de Juan venía del cielo, Jesús les preguntaría por qué no le creían. También sabían que si respondían “de los hombres”, entonces su propio pueblo, que creía en Juan el Bautista como profeta, se volvería contra ellos. Habían esperado maliciosamente atrapar a Jesús con sus desafíos, pero en lugar de eso Él los atrapó en sus preguntas. Amiga, ¿puedes pensar en algún momento de tu vida en el que no tenías la seguridad de saber cómo manejar una situación? Quizá cuando experimentaste algo frustrante o fuiste testigo de una injusticia… O tal vez cuando quisiste superar una ruptura en una relación… Jesús está atento a responder y aclarar nuestras preguntas ni dudas. Las preguntas son una forma poderosa de conectarse, desafiar respetuosamente e incluso preocuparse por los demás. No subestimes el poder de una pregunta. Querido Dios, por favor, dame sabiduría en las situaciones difíciles a las que me enfrento hoy. Ayúdame a formular preguntas reflexivas y dame el valor para preguntarlas. En el Nombre de Jesús, Amén.
DEVOCIONALES El día que la gracia entró a la ciudad 24 DE MARZO DE 2024 ¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas! Mateo 21:9b (NVI) Nota de la editora: Este devocional es parte de una serie especial para la Semana Santa. Desde el 24 de marzo (Domingo de Ramos) hasta el 31 de marzo (Domingo de Pascua), cada devocional se centrará en los acontecimientos que preceden la resurrección de Jesús. Nuestra oración es que estas palabras preparen tu corazón y mente para la celebración de nuestro Salvador resucitado. Supongamos que supieras que las personas que te apoyaban un día se burlarían de ti cinco días después. Que las personas que un día te colmaron de elogios, al siguiente te insulten. ¿Cómo responderías a los elogios, aplausos y admiración de la gente un domingo si supieras que esas mismas personas te darían la espalda el viernes siguiente? Eso es exactamente lo que Jesús, omnisciente, enfrentó cuando entró en Jerusalén a lomos de un burrito el Domingo de Ramos. Era el primer día de lo que hemos llegado a llamar Semana Santa, un recuerdo de los últimos días de Jesús antes de Su crucifixión. Zacarías profetizó sobre este evento: “¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna” (Zacarías 9:9, NVI). La multitud le dio a Jesús una bienvenida real, agitando ramas de palma y extendiendo sus mantos en el camino. Gritaron alegremente: …—¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas! (Mateo 21:9b). Hosanna viene de dos palabras griegas: yasha, que significa “salvar o liberar”, y anna, que significa “por favor, te imploro”. La gente esperaba que Jesús los salvara de la tiranía romana, pero Él vino a salvarlos de mucho más: de la maldición del pecado y la muerte. Su falta de visión les impedía ver la bondad eterna del plan mayor de Dios. Por un momento, imagínate caminando junto al burrito y escuchando las palabras que Jesús escuchó: ¡“Hosanna… Bendito… en las alturas!” Ahora, avancemos cinco días y escuchemos a la gente gritando en el momento de Su juicio y ejecución: “— ¡Crucifícalo!” (Mateo 27:22-23, NVI). “—Salvó a otros… ¡pero no puede salvarse a sí mismo!” (Mateo 27:42a, NVI). A pesar de que Jesús sabía que la narrativa cambiaría del viaje a la ciudad al camino a la cruz, Él continuó avanzando. ¿Por qué? Debido a la gracia… un favor inmerecido, un regalo que nunca podríamos ganar. Porque Dios trata a los pecadores mejor de lo que merecemos. Sabiendo lo que sucedería cinco días después de Su entrada en Jerusalén… siguió cabalgando. Esa es la misma gracia que Él nos ofrece a ti y a mí, hoy. Lo alabamos un día y lo rechazamos al día siguiente. Un día gritamos: «¡Aleluya, alabado sea el Señor!» al otro clamamos: «Él no estuvo presente ni me apoyó». A pesar de todas las veces que vacilamos entre confiar en Jesús y dudar de Él, Él sigue amándonos, aún conociendo nuestra rebeldía y debilidades. Él sabía que nos regocijaríamos y nos rebelaríamos, pero aún así entró la gracia a la ciudad, como entró a mi corazón y el tuyo. Gracias a Dios por Su gracia interminable, desbordante e inagotable. Jesús, estoy asombrada de que hayas entregado Tu vida por mí, a pesar de que sabes todo lo que he hecho y lo que haré. Gracias por Tu gracia sublime. Que nunca olvide la maravilla de Tu sacrificio. En el Nombre de Jesús, Amén.
DEVOCIONALES Un lugar seguro y tranquilo 13 DE OCTUBRE DE 2023 Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa. Hebreos 10:35-36 (NBLA) Las luces de la calle se reflejan en los charcos del pavimento y las nubes grises cuelgan cerca de la tierra. Los neumáticos de los coches exhaustos presionan la carretera mojada en esta tarde sombría, que refleja los semáforos y las gotas de agua. Mientras miro hacia abajo desde mi apartamento en lo alto, la tensión del constante ir y venir en la calle imita el esfuerzo de mi propia alma en una temporada donde la resolución aún no ha llegado. La lluvia cae, delicada, decidida. Esta lluvia va a durar todo el día, lo que me obligará a detener mis planes y a disminuir mi respiración. Aunque no todo ha mejorado, trato de dejar que el proceso de sanación siga su curso en mí. Si soy honesta, ha sido una lucha. La tensión de luchar durante muchos meses en un largo recorrido de salud física y mental, me ha agotado. Me encuentro en medio de esta maratón, en el tramo de pasos donde las distancias se difuminan y me pregunto si estoy haciendo algún avance. Estoy lejos de la línea de partida, pero me siento estancada para siempre a una distancia de la meta. ¿Cómo manejamos estos puntos medios en la vida? ¿Estas temporadas de espera cuando estamos cansadas de aferrarnos a ciertas promesas de Dios que aún no se han cumplido? Mientras esperamos, ¿qué hacemos? ¿Cómo deberíamos ser? En la quietud del suspenso, esperando en lo que no vemos, en el ‘todavía no’, ¿simplemente seguimos hacia adelante hasta que lleguemos al otro lado?Quizás nos detenemos, inhalamos la paz y comenzamos de nuevo: continuamos perseverando. Por tanto, no desechen su confianza, la cual tiene gran recompensa. Porque ustedes tienen necesidad de paciencia, para que cuando hayan hecho la voluntad de Dios, obtengan la promesa (Hebreos 10:35-36). Necesitamos resistencia. Sí, este camino ha sido largo y es posible que nos encontremos en un tramo de sendero denso en el desierto, deambulando, buscando el camino que nos lleve a nuestra tierra prometida. Corazones cansados, esperanza destrozada, confianza acumulando polvo. Lo único que queremos es una salida, pero parece que Dios no nos da garantías. A veces lo único que podemos hacer es entrar en el reposo que Él nos ofrece en este día. La verdad es que el camino hacia adelante es, de hecho, el camino hacia Él. Profundizando en Su amor, Su carácter, Su voz inquebrantable que nos susurra que estamos a salvo en Su abrazo. Él nos da lo que necesitamos para resistir y nos carga en un punto de descanso para dejarnos reposar antes de continuar. Durante esta pausa en el avance, Él nos llena con Su gracia que es más que suficiente. Dios puede restaurar el gozo de nuestra salvación (Salmo 51:12) y llevarnos de regreso al punto donde comenzamos a creer en Él. Nos insta de la manera más suave a aferrarnos firmemente a nuestra confianza en Él, con la seguridad de que Aquel que partió con nosotros desde la línea de partida todavía abre paso entre la maleza a medida que avanzamos por el sendero. Su presencia es nuestra promesa, y podemos aferrarnos a ella como nuestra garantía. Cuando el camino sea largo y nuestros pulmones estén al borde del colapso, alejémonos por un momento a un lugar lento y seguro y dejemos que nuestro corazón descanse en Él. Cuanto más aguantamos, más profundizamos con Él en esos lugares de cansancio, recibimos la recompensa de Su gracia una y otra vez. Padre, has estado conmigo desde el principio. Sabes cuánto he sufrido y cómo me siento atrapada en medio de un recorrido interminable hacia la sanidad. ¿Entrarías en mi cansancio y me recordarías quién eres? ¿Avivarás mi corazón y mi mente para que pueda descansar en Tu gracia y seguir adelante? Gracias porque escuchas mis oraciones y te preocupas por mí. En el Nombre de Jesús, Amén. PROFUNDICEMOS Romanos 12:12, Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. (NVI) ¿Qué significa ser paciente en medio de nuestras pruebas? ¿Cómo ayuda el alegrarse en la esperanza y perseverar en la oración? ¿Cómo puedes hacer una pausa hoy para recordar todas las veces que Dios te ha liberado en el pasado y decirle que volverás a confiar en Su tiempo para la sanidad y resolución? ¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios © 2023 por Sarah Freymuth. Todos los derechos reservados.
DEVOCIONALES Tres promesas amorosas para aliviar el estrés y encontrar el descanso 12 DE OCTUBRE DE 2023 Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes. Santiago 4:8a (NBLA) Durante semanas, intentaba mantenerme productiva, pensando: todo saldrá bien. Pero en el fondo de mi corazón, donde nadie podía ver, no me sentía bien. La vida había cambiado tanto en tan poco tiempo. No tenía planes específicos que me ayudarían en lo que estaba por venir, y cada día había nuevas incertidumbres de las que necesitaba proteger a mis hijos. Mientras tanto, yo intentaba procesar las cosas por mí misma. El estrés y las preocupaciones suelen reaparecer en nuestros caminos, ¿verdad? Una mañana, mientras hacía una caminata por un sendero, redoblé mis fuerzas de análisis para resolver mis dilemas. ¡Pero lo único que hizo fue llenar mi mente con más pensamientos inquietantes! Cuando llegué a la cima de la colina y di la vuelta para regresar, mi corazón se sentía paralizado y dividido entre pros y contras. ¿Alguna vez te has sentido así también: con el corazón estresado y deseando descansar? «No sé qué hacer. Ayúdame, Dios», grité en silencio. Mientras bajaba entre la grama alta y rebelde, me fijé en algo que no había visto al subir. Puntitos de amapolas anaranjadas florecían, abriéndose bajo la luz del sol que se abría paso entre las nubes. ¿Cómo no vi las amapolas cuando subía la colina? Resulta que las amapolas son sensibles a los elementos y se cierran completamente cuando hace frío y viento. Sin embargo, cuando se calientan con el sol del día, los pétalos se abren, liberando semillas al viento. Cada una de nosotras es como una amapola. Nuestros corazones se cierran como pétalos cuando estamos estresadas, pero se abren cuando entregamos nuestras cargas al calor de las manos de Dios. Puede parecer que Dios está en silencio, pero Dios escucha nuestras oraciones tácitas de ayuda. Dios nos llama a abrirnos a Su amor como flores silvestres al sol. Podemos confiar en la ayuda de Dios. Mientras estaba allí admirando lo que ahora sé que son amapolas doradas de California, me vinieron a la mente unas escrituras que me ayudaron a aliviar tres tensiones que sentía. Tal vez tu corazón, como el mío, necesite estas verdades hoy, así que aquí tienes tres promesas de Dios para ayudarnos a inhalar Su paz: 1. Cuando no sabes qué hacer, Dios te susurra a través de Su Palabra, deposita tus preocupaciones sobre Mí. Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes (1 Pedro 5:7, NVI). Al igual que una flor que se abre a la luz del sol, entrega tus preocupaciones a Dios, no ignorándolas, sino nombrándolas y confiando en Él. A Dios le importa cómo te sientes. Quiere llevar tus cargas. 2. Cuando no tienes palabras para orar, puedes acercarte a Dios en la belleza de la naturaleza. Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes (Santiago 4:8a). La oración no se limita a una silla en la casa. Sal afuera y deja que Dios toque tu corazón a través de Su creación. Pasa tu tiempo de oración simplemente descansando en la presencia de Dios en la naturaleza, dejando que Él te refresque. Las conversaciones de oración más íntimas suelen surgir espontáneamente cuando por fin tienes espacio para respirar. ¡También te sentirás mejor afuera, en la creación de Dios! Las investigaciones demuestran que el simple hecho de contemplar árboles o escuchar sonidos en la naturaleza puede reducir los niveles de estrés y recuperar un estado de ánimo positivo, aliviando la depresión y la ansiedad sobre la escuela, el trabajo y la vida cotidiana. 3. Cuando anhelas la mano amiga de alguien, Jesús te extiende Su mano para ayudarte. No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa (Isaías 41:10, NTV). Jesús nunca te abandonará. Nunca se cansará de ti ni de tus preocupaciones. Él dice: permanezcan en Mí. Te sostengo cerca. Imagínate a Jesús contigo ahora, de pie en medio de tus problemas. ¿Qué ayuda necesitas? Compártela con Él. ¿Qué te dice Jesús? ¿Qué quiere Jesús que recibas de Él? Sea lo que sea, ábrete a Su cuidado cariñoso, y deja que las palabras de Dios te traigan paz al alma. Descansa en estas promesas de Dios llenas de amor, destinadas para ti. Jesús, ayúdame a dejar de preocuparme y acércame a Ti. Gracias por amarme. Acércate hoy a mí. En el Nombre de Jesús, Amén. Las secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés. PROFUNDICEMOS Marcos 6:31a, … «Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco». (NBLA) ¿Cómo alivias el estrés y hallas el descanso? ¡Compárte con nosotras en los comentarios! © 2023 por Bonnie Gray. Todos los derechos reservados.
DEVOCIONALES El camino fuera de la preocupación 11 DE OCTUBRE DE 2023 Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves! Lucas 12:24 (NVI) ¿Me pregunto si podemos lograr este gran salto financiero? Durante años, mi esposo Greg y yo reflexionamos y oramos sobre una decisión financiera que impactaría profundamente nuestras vidas. Hablábamos de ello y fantaseábamos sobre cómo resultaría si llegaramos a hacerlo. A medida que se acercaba el momento, creamos hojas de cálculo, documentando exactamente dónde estábamos gastando nuestro dinero y cuánto estábamos ingresando. Consideramos cada decisión que tomamos y cómo esas elecciones estaban impactando no solo nuestro hoy, sino también nuestro mañana. Sin embargo, no importa cuánto habíamos planificado, toda la preparación realmente nunca eliminó la preocupación. Supongo que los seguidores de Jesús también estaban experimentando algún tipo de preocupación por su futuro financiero porque Él eligió abordarlo en Lucas 12. Primero, Jesús contó la historia de un rico insensato que puso su confianza para el futuro en la riqueza material que estaba acumulando. Este hombre rico estaba asombrado de sí mismo y de lo que había adquirido, pero no reverenciaba a Dios (Lucas 12:15-21). Pasando de esta historia, Jesús comenzó Su siguiente enseñanza con las palabras “Por eso”. Lo que estaba a punto de decir reflejaba la historia que acababa de contar. “Luego dijo Jesús a sus discípulos: —Por eso les digo: No se preocupen por su vida, qué comerán; ni por su cuerpo, cómo se vestirán” (Lucas 12:22, NVI). Jesús continuó explicando cómo no preocuparse: “Fíjense en los cuervos: no siembran ni cosechan, ni tienen almacén ni granero; sin embargo, Dios los alimenta. ¡Cuánto más valen ustedes que las aves!” (Lucas 12:24, NVI, énfasis añadido). Unos versos más adelante, Jesús repitió la palabra “considerar”: “»Fíjense cómo crecen los lirios. No trabajan ni hilan; sin embargo, les digo que ni siquiera [el rey] Salomón, con todo su esplendor, se vestía como uno de ellos” (Lucas 12:27, NVI, énfasis agregado). Jesús estaba enseñando a Sus seguidores cómo poner en práctica el hábito de fijarse. Este hábito consiste en ver y pensar cuidadosamente sobre la fidelidad de Dios. Jesús los llamó, y nos llama a nosotras, a tomar en cuenta todo lo que Dios hace para cuidar las aves y las flores silvestres. Estas creaciones ni siquiera saben cómo pedirle al Padre que las cuide, pero Él lo hace. Como mi esposo y yo tratábamos de tomar una decisión sabia, el tiempo y el esfuerzo que invertimos en considerar nuestra posición financiera fue valioso para nosotros. Pero lo que fue aún más valioso fue fijarnos en todas las formas en que nuestro Padre nos había sido fiel. Llevo un diario de oración donde, con tinta negra, escribo las cosas que necesito; luego cuando el Padre suple esa necesidad (por más que no sea como yo esperaba o quería), escribo con tinta roja la fecha y cómo me cuidó. Cuando la preocupación y la ansiedad intentan estrangular mi fe, saco esos diarios y leo la letra roja. Al fijarme en las veces que Dios ha sido fiel conmigo, con mi familia y con mis amigos, mi fe crece y puedo volver a confiar en Él. Cuando reflexionamos activa y frecuentemente sobre las veces que nuestro Padre nos ha sido fiel, estamos acumulando en nuestro corazón la fe que necesitaremos cuando se ponga a prueba nuestra confianza. Greg y yo dimos ese salto, y aunque no ha resultado exactamente como esperábamos, hemos definitivamente visto la fidelidad de nuestro Padre. Padre, gracias por Tu fidelidad hacia mí una y otra y otra vez. Reflexionaré sobre ello hoy, llenando mi corazón con la fe que necesitaré para mañana. En el Nombre de Jesús, Amén. Las secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés. PROFUNDICEMOS Salmo 77:12, Meditaré en toda Tu obra, Y reflexionaré en Tus hechos. (NBLA) Piensa en un momento de tu vida en el que viste la fidelidad y el cuidado de Dios por ti. Usando este ejemplo como tu primera entrada, puedes comenzar hoy tu propia práctica de documentar la fidelidad de Dios hacia ti. Puedes escribirlo en un cuaderno normal, en un documento en tu computadora o en la sección de notas de tu teléfono. Asegúrate de elegir un lugar donde puedas acceder fácilmente y con frecuencia tus entradas. ¡Comparte tus pensamientos sobre el devocional de hoy con nosotras en los comentarios!
DEVOCIONALES Si sientes que no estás teniendo éxito en la vida. 10 DE OCTUBRE DE 2023 Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Efesios 2:10 (NBLA) Después de un largo día de dejar a los niños que jugaran libremente y permitirles que pasaran quizá demasiado tiempo de pantalla, dejé de mirar el teléfono, alcé la vista y me sentí vencida. Realmente no podía identificar lo que había logrado en el día. No había hecho ejercicios ni me había bañado. Recordaba haberles pedido a mis hijos mayores que empezaran el lavado de ropa y que limpiaran sus habitaciones, pero ¿acabaron haciéndolo? Pasé el lavaplatos y me detuve para mirar la carga limpia, y seguí caminando. Las horas pasaban rápidamente, pero no lograba encontrar suficiente motivación para hacer algo al respecto. En ese momento, mi corazón estaba cargado. Yo anhelaba ser una persona más motivada naturalmente, orientada a las tareas y más productiva. Quizá eso haría que todas mis responsabilidades parecieran más fáciles. ¿Alguna vez te has sentido así? ¿Cómo si tuvieras todo por hacer, pero te sientes distraída y sin motivación para avanzar en algo? A veces, estos sentimientos pueden ser síntomas de una batalla más profunda. Pero en otras ocasiones estos sentimientos son simplemente un huésped inútil al que invitamos a tener una estancia prolongada en nuestras vidas. Estamos cansadas de tener que esforzarnos tanto. Estamos cansadas de enfrentar los obstáculos de la vida diaria. Preferiríamos que las cosas fueran fáciles y encantadoras. Queremos el cielo ahora mismo. Al buscar en las Escrituras veo que cada persona tiene diferentes capacidades, circunstancias de la vida, recursos, dones y rasgos de personalidad. Algunas personas son capaces de hacer más o son más proclives a ser productivas. Quizá se debe a su formación y la forma en que están programadas que estas personas al enfrentar obstáculos y fallas, o incluso el simple hecho de sentirse cansadas, no se tiran al sofá y se den por vencidas. Pero aunque mi personalidad y mi capacidad pueden explicar algunas de mis frustraciones con este tipo de debilidad, en el fondo sé que se trata de algo adicional también. Yo albergo una resistencia alimentada por la carne para humillarme delante de Dios, confiarle mis necesidades y creer que Él me ayudará a hacer las buenas obras que Él ha preparado para mí. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas (Efesios 2:10). Dios quiere que seamos trabajadoras esforzadas que sirvan humildemente (Filipenses 2:14-15; Colosenses 3:23). Él desea que crezcamos más allá de la infancia espiritual hacia la madurez (Efesios 4:14-15). Él no quiere que nos quedemos estancadas en viejos hábitos: Él quiere que experimentemos libertad y una nueva vida en Cristo (2 Corintios 3:17). Esta lista puede parecer abrumadora o condenadora, pero eso se debe a que ninguna de nosotras es capaz de perseverar en nuestra propia fuerza. Constantemente no alcanzamos la perfección. Pero Dios planeó nuestra carencia, y Él no espera que nosotras lleguemos ahí por nuestra propia fuerza. No importa cuán débil e insuficiente te estés sintiendo hoy, debes saber que Jesús estuvo a la altura por ti: Él es suficiente cuando tú no eres suficiente. Mediante Cristo tú eres amada, renovada y has cumplido con los estándares de Dios. Conocer y creer estas verdades es lo que te motiva a seguir adelante en las cosas que Dios te ha dado para hacer. No tienes que pasar más tiempo preocupada por lo que hiciste en el pasado o restituir el tiempo que has perdido; puedes descansar tu corazón en Cristo. Dale gracias al Señor por lo que Él provee, y pide que te ayude para hacer lo siguiente. En nuestra carencia (falta de energía, motivación, autodisciplina, perseverancia o ideas novedosas) podemos mirar a la suficiencia y provisión de Cristo (2 Pedro 1:3). En nuestra necesidad (necesidad de deseos más fuertes y recursos para servir como Cristo) podemos tener fe en la promesa de Dios para “darnos generosamente … todas las cosas” (Romanos 8:32, NVI). Padre celestial, a veces el pensar en mis responsabilidades y en las personas a las que debo cuidar me deja sintiéndome desmotivada y abrumada. Pero sé que Tú no me estás pidiendo que haga todas estas cosas en mis propias fuerzas. Dame fe para acudir a Ti en busca de ayuda y sabiduría para poder amar y servir a los demás en Tu fortaleza hoy. En el Nombre de Jesús, Amén. Las secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés. <br> PROFUNDICEMOS 2 Corintios 5:17, Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo! (NVI) Filipenses 3:12, No es que ya lo haya conseguido todo o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. (NVI) Describe un momento en que te sentiste frustrada por tu propia debilidad. ¿Qué hay debajo de tu frustración? ¿De qué maneras estás batallando para tener fe en que Dios puede ayudarte a crecer y cambiar? Cuando enfrentes dificultades u obstáculos hoy, ¿qué versículo de la Biblia o qué promesa recordarás para que puedas acercarte a la situación con fe? ¡Comparte con nosotras en los comentarios! © 2023 por Emily Jensen. Todos los derechos reservados.